lunes, 30 de abril de 2018

Complicitat


5 comentarios:

  1. Muy buen detalle el de la muñeca que parece que te hace un guiño...jejeje.
    Me recuerda a mi primera muñeca, uno de mis hermanitos le metió un ojo para dentro y se quedó como esa.
    Un abrazo.

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  2. El mundo infantil lleno de simplicidad y al tiempo de complejidad. Un abrazo

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  3. A veces, querida Isabel, donde menos te lo esperas alguien, o algo, parece que te perfila, que te reconoce, haciendo posible algunas precisas y necesarias complicidades.

    Abrazo enorme y cómplice.

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  4. Del todo cierto, Luis. De ese mundo infantil, lleno de complejas y bellísimas simplicidades, no deberíamos desertar cómo solemos hacerlo para entregarnos al enemigo que ya no sabe jugar a serlo todo con nada.

    Abrazo enorme.

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  5. Me parece que esa inquietud (lo que se mueve entre la ternura y el terror) que nos producen las muñecas y muñecos antiguos o simplemente caídos en desuso, procede de su peculiar manera de envejecer: sin una arruga pero sin poder ocultar los estragos del tiempo. Tal vez hay algo peor que hacerse viejo: volverse anacrónico.

    Otro guiño para ti, Josep.

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